¿Barcelona 92 o un juego de palabras con el nombre del virus más de moda? Ambas y ninguna, o quizás es una nueva mascota y la vieja con la qué se entretienen Diamante Negro. El fantasma del pasado X y un presente Y de llamadas extrañas, amén de los trabajos más cotizados en call centres y de riders “autónomos”. Un riff sencillo y un mantra repetitivo para el futuro menos esperanzador de las últimas décadas. Un himno de los niños índigo frustrados para los niños tecnologizados. Una broma demasiado seria.